En el Campestre Colibrí de Xochitepec, el Río Apatlaco decidió ampliar su territorio, y desde octubre no ha parado de dar bocados. Las lluvias se fueron, pero el cauce quedó con hambre: ya empezó a morder las orillas donde viven decenas de familias. Los vecinos aseguran que el deslizamiento ya se llevó más de ocho metros de suelo, árboles y hasta el camino donde antes paseaban al perro.
Xochitepec, el municipio promesas: falta de obra pública y desabasto de agua potable