La Ciudad de México vivió dos movilizaciones masivas que revelan realidades muy distintas. La Marcha de la Generación Z, realizada el 15 de noviembre, reunió a miles de jóvenes que exigieron resultados al gobierno, sobre todo en seguridad, salud y economía. Tres semanas después, el 6 de diciembre, Reforma volvió a llenarse, pero ahora para la marcha por los siete años del movimiento de la 4T, un evento completamente distinto en organización, tono y narrativa.
Mientras en la marcha juvenil muchos batallaron para llegar por el fuerte operativo policiaco, el 6 de diciembre Reforma se convirtió prácticamente en estacionamiento de camiones provenientes de varios puntos del país. Nadie multó a los choferes, nadie pidió moverlos. Era evidente que ahí estaba permitido.