Puedes amarlo o puedes arquear la ceja, pero hay que admitirlo: es ingenioso ver cómo algunas de las religiones más influyentes del planeta permiten que sus líderes espirituales exploren talentos poco convencionales… y de paso los conviertan en nuevas herramientas de evangelización. Guárdate este dato para el Día de la Virgen de Guadalupe, porque va a dar conversación.
Resulta que un sacerdote originario de Portugal decidió romper el molde y mezclar dos universos que antes parecían irreconciliables: la música electrónica y la fe católica.
Sí, un padre DJ. Así, tal cual.
Su propuesta artística busca “una síntesis entre la energía palpitante del techno y la profundidad contemplativa de la música sacra”, mostrando que no son polos opuestos, sino capítulos distintos dentro del mismo viaje creativo. Un puente entre la pista de baile y el recogimiento espiritual… raro, sí, pero sorprendentemente poético.
Ese tipo de mezclas que nos recuerdan que la tradición también sabe vibrar en nuevas frecuencias, aunque a muchos les cueste aceptarlo.