Tres nombres se repiten cada vez que se habla de contrabando de combustible a gran escala en México: Raúl Rocha Cantú, Roberto Blanco Cantú y Sergio Carmona. No solo compartían negocios millonarios: también tenían conexiones políticas de alto nivel y una red de operaciones que mezclaba combustible ilegal, tráfico de armas, drogas y hasta financiamiento político.