El Día de la Santa Cruz es una de las celebraciones más arraigadas en México, especialmente entre los trabajadores de la albañilería, quienes colocan cruces adornadas en lo alto de las obras como símbolo de protección y agradecimiento.
Aunque tiene orígenes religiosos, con el paso del tiempo la fecha se convirtió también en una jornada de convivencia, comida, música y reconocimiento a quienes construyen el país a pulso.
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¿Cuál es el origen del Día de la Santa Cruz?
El Día de la Santa Cruz se celebra el 3 de mayo en el calendario católico, y tiene como antecedente la antigua conmemoración del hallazgo de la cruz donde murió Jesús, atribuida a Santa Elena, madre del emperador Constantino. La celebración llegó a América con la evangelización y se mezcló con costumbres indígenas, generando una tradición profundamente mexicana.
Con el tiempo, se asoció directamente con los albañiles, quienes adoptaron la cruz como símbolo protector para sus construcciones. Desde entonces, es común ver una cruz adornada con flores y listones colocada en lo alto de las obras en proceso.
Así se celebra en diferentes estados del país
La fiesta varía según la región. En algunas comunidades se realizan misas, procesiones y rezos; en otras, se organizan convivencias con comida típica, música, danzas y hasta fuegos pirotécnicos. Es una oportunidad para agradecer a la cruz por los favores recibidos, pedir protección y rendir tributo a quienes trabajan en la construcción.
En zonas rurales también se elaboran cruces de madera decoradas con papel de colores, hojas de palma o flores naturales, que se colocan en los patios, techos o entradas de las casas.
En Morelos, la Santa Cruz es sinónimo de fiesta entre los albañiles
En Morelos, la celebración tiene un peso especial. En municipios como Cuernavaca, Jiutepec, Emiliano Zapata y Yautepec, las construcciones se visten con cruces floridas y se organizan comidas para los trabajadores. Es común ver altares improvisados en las obras, donde los albañiles colocan veladoras, imágenes religiosas y flores, acompañados por música de banda o norteño.
Las familias de los trabajadores también participan en la organización de la comida y, en muchos casos, se lleva a cabo una misa para bendecir la cruz y el lugar donde se construye. Para muchos, más allá de la religión, se trata de mantener viva una tradición que une comunidad, oficio y cultura popular.
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