Javier ‘Chicharito’ Hernández vivió con Chivas dos capítulos totalmente distintos: uno explosivo y otro más nostálgico.
En su primera etapa fue una máquina: más de 3,000 minutos, 26 goles, 4 asistencias y un título de goleo que lo lanzó directo a Europa. Era el Chicharito imparable, el que encendía el estadio con cada toque.
Su regreso años después fue otro cuento. Apenas 6 partidos, 1 gol y 126 minutos en total. Las lesiones y la falta de ritmo le hicieron imposible recuperar aquella chispa que lo convirtió en ídolo. En clásicos tampoco hubo suerte: ni goles ni asistencias ante América, Atlas o Pumas.
La diferencia es enorme, sí… pero también es cierto que su conexión con la afición nunca se fue.
Dos etapas, dos versiones del mismo ícono rojiblanco.