Erika Coss, 57 años, es de esas mujeres que te sacuden el alma sin pedir permiso. A pesar del síndrome de ovario poliquístico y el hipotiroidismo, decidió que su historia no iba a escribirse desde la limitación, sino desde el movimiento. Hace 25 años se lanzó a lo grande: empezó corriendo… y terminó dominando medio mundo deportivo.
Triatlón, campo traviesa, alpinismo, Ironman, ultramaratones, altas montañas, aguas abiertas, motociclismo… Erika es esa fuerza que avanza aunque la vida meta el pie. Su último desafío fue competir en el Nacional de Natación en Morelos, demostrando que la edad no frena a quien entrena con corazón y convicción.
Hoy invita a todos a cuidar su salud a través del deporte, y comparte una filosofía sencilla pero poderosa: el cuerpo es un templo, y moverse es honrar la vida.








