El debate sigue vivo: ¿los mayas inventaron el fútbol? La respuesta corta es no… pero su juego de pelota fue un antecesor cultural que revela cuánto tiempo llevamos obsesionados con competir, mover el cuerpo y reunirnos alrededor de un balón.
Aunque las reglas solo se han podido reconstruir parcialmente, las pistas arqueológicas hablan claro. El partido iniciaba cuando la pelota se lanzaba con la mano, pero después solo podían usar caderas y muslos. Nada de manos, nada de pies. Las representaciones mayas muestran duelos uno a uno, parejas o incluso equipos completos, aunque el sistema de puntuación sigue siendo un misterio digno del Popol Vuh.
La estrella del juego era la pelota: una esfera creada con látex de árbol de caucho, calentado y moldeado a mano. Pesaba entre 3 y 5 kilos, lo suficiente para requerir fuerza y técnica. Al deformarse, bastaba estirarla para devolverle su forma. Cada jugador tenía su propia pelota, parte de su equipo personal, casi un amuleto.
Las imágenes antiguas revelan pelotas pequeñas, fáciles de sostener, y otras más grandes que un balón de fútbol actual, lo que demuestra que el juego tenía variantes según la región y el ritual.
Más que un deporte, el juego de pelota fue identidad, tradición y símbolo de poder. Y aunque no inventó el fútbol moderno, nos recuerda que la fascinación por un balón viene de muy lejos… y sigue viva cada vez que la cancha nos llama.








