Travis Barker, el mítico baterista de Blink-182, se subió al escenario con JOP… ¡sin aviso! El público explotó al escuchar la mezcla del tumbado con la batería frenética y punk del californiano.

El resultado fue un choque de estilos que, contra todo pronóstico, funcionó perfecto: energía urbana, poder fronterizo y un ritmo que encendió al festival completo. Más que una colaboración sorpresa, esto confirma que el regional mexicano ya juega en ligas globales y puede convivir de tú a tú con cualquier género.

Las redes lo dijeron claro: nadie lo esperaba, todos lo necesitaban. JOP volvió a convertir su festival en historia.

Un robot formó parte de la pasarela de moda del Fashion Week