Mientras en otras ciudades presumen sus monumentos históricos, en Cuernavaca lo que se conserva son las fugas de agua potable. Da igual si llevan años, si desperdician miles de litros o si ya tienen su propio ecosistema: para el gobierno del alcalde José Luis Urióstegui, parece que repararlas no está en la lista de prioridades.
Los habitantes aseguran que han presentado reportes, oficios y hasta cartas al ayuntamiento. La fuga sigue tan fresca como el primer día, y todo indica que va para récord Guinness como “La Más Antigua de Tzompantle”.
Los baches continúan floreciendo en las calles de Cuernavaca








