Se supone que ya no se encharcaba. Decían que algo cambió, y ya nos tenían bien emocionados las autoridades de Xochitepec, porque de alguna forma se arregló la entrada. Pero avanzan unos cuantos metros y se encuentran la triste realidad de la calle Bilbao. Echen un vistazo a esas piedras filosas, traicioneras y picudas, que pueden dañar a los automóviles.
Caminar por la calle Acoculco de Xochitepec se ha convertido en una prueba de equilibrio