Las familias, especialmente las mamás que pasan con sus criaturas, ya están cansadas de batallar entre hoyos, piedras y polvo que se levanta con solo respirar. Aquí, caminar es deportivo extremo y salir limpio es misión imposible.
Porque en esta calle, si no se empolva uno, se empolva el otro: del bebé en carriola al abuelito de las tortillas, todos terminan con maquillaje de terracería, el look más común de la zona.
Frontera de lo pavimentado y lo olvidado en Miacatlán, así luce la calle Nayarit