En el municipio indígena de Xoxocotla en Morelos, existe una golosina ancestral que parece venir del México antiguo: el izquitepalli.
Este es un dulce sencillo y honesto, preparado con ingredientes nativos y sin conservadores. Su receta se transmite de abuelas a nietos, sin necesidad de libros ni registros escritos. En la comunidad se dice que “siempre ha existido”, y su preparación conserva métodos prehispánicos como tostar semillas, endulzar con piloncillo y mezclar sabores que evocan al México antiguo.
La fórmula del izquitepalli es particular:
- Pipián, pepita de calabaza tostada.
- Cacahuate dorado en comal.
- Maíz negro, suave y crujiente.
- Piloncillo, que sustituye al azúcar refinada.
El resultado es un dulce aromático, crujiente y nutritivo, que refleja el respeto por la milpa y los saberes heredados.
El izquitepalli no es solo una golosina: es memoria culinaria, identidad y tradición de Xoxocotla. Un bocado que nos recuerda que el México antiguo sigue vivo en cada sabor compartido.








