Las uñas largas pueden verse espectaculares, pero también esconden un secreto poco glamuroso: son el lugar perfecto para que bacterias como E. coli y Salmonella se queden a vivir. Y sí, incluso después de lavarte las manos.
La razón es simple: esa mini cuevita bajo la uña es difícil de limpiar y puede atrapar restos microscópicos que sirven de banquete para los microbios. Al comer con las manos o tocarte la cara, estas bacterias pueden llegar a tu cuerpo y causar infecciones gastrointestinales.
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