Cientos de personas, en su mayoría veinteañeros, participan en lo que llaman ‘terapia del grito’. La dinámica es simple: se juntan, cuentan hasta tres y gritan a pulmón abierto. El objetivo: soltar estrés, frustraciones y emociones acumuladas.
Esta práctica, que recuerda a terapias alternativas de los años 70, ha resurgido con fuerza en la era post-pandemia. Los organizadores aseguran que gritar en grupo genera un alivio inmediato y un sentimiento de comunidad.
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