Entre los meses de marzo y septiembre, los alacranes salen de sus escondites. Y no es casualidad. Buscan lo mismo que tú: sombra y humedad, por ello terminan en nuestros hogares. Se esconden en grietas, ropa, zapatos, y muebles de madera.
En Morelos, esta situación se intensifica en los meses más calurosos: mayo, junio y julio. Y aunque su presencia es parte del ecosistema, una picadura puede convertirse en una emergencia médica, incluso hasta letal.
¿Por qué existen dos plazas públicas en el Centro de Cuernavaca?