En Cuautla, la Hacienda de Coahuixtla guarda la leyenda del “Choco”, un bebé que —dicen— saltó al río después de hablar por primera vez… y desde entonces nadie duerme tranquilo cerca del lugar. En Cuernavaca, la Casa de los Libaneses y el Hotel Chula Vista son paradas obligadas para los amantes del misterio; entre sombras, susurros y pasillos vacíos, los valientes aseguran sentir presencias imposibles de ignorar.

Y si alguna vez pasas por Palmira, recuerda la “Casa que se regala”: se dice que quien logre pasar una noche ahí se convierte en su dueño… si es que logra salir.

Morelos es tierra de historia, encanto… y uno que otro susto.

¿Te atreverías a visitarlos?

El chicano canadiense bailando con mariachis