La razón está en su origen religioso. Las posadas representan los nueve días que, según la tradición, José y María recorrieron antes del nacimiento de Jesús. Por eso comienzan el 16 de diciembre y terminan el 24, justo en la víspera de Navidad, además de ser un símbolo por los 9 meses de gestación de un ser humano.
Cada posada simboliza una parte del camino: la búsqueda de refugio, la esperanza y la preparación espiritual para la Navidad. La tradición llegó en el siglo XVI, cuando frailes en la Nueva España usaban estas celebraciones para enseñar el significado de la Navidad a las comunidades indígenas.
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