Aunque muchos creen que solo se debe a nervios, la realidad es más compleja: puede estar relacionada con factores genéticos, neurológicos y hasta situaciones de estrés o ansiedad. Lo importante es recordar que la tartamudez no define a quien la vive y que merece respeto, comprensión y paciencia. Esta fecha nos invita a derribar mitos, dejar atrás los prejuicios y celebrar la diversidad en la forma de comunicarnos. Todos merecemos ser escuchados, ¡y a nuestro ritmo!
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