Hace cuatro décadas, México vivió un momento de película: Rodolfo Neri Vela, un joven de 33 años, despegó a bordo del Atlantis como parte de la misión STS-61-B de la NASA. Era la noche del 26 de noviembre de 1985 cuando el país vio por primera vez a uno de los suyos cruzar la atmósfera y poner la bandera mexicana en el mapa espacial.

Hoy, ese anhelo parece dormido, pero el legado de Neri Vela sigue brillando como una estrella que recuerda hasta dónde podemos llegar cuando apuntamos alto.

La llama olímpica inicia su viaje desde el mítico