Cada diciembre llega el Wrapped de Spotify, ese resumen lleno de colores que todos compartimos como si fuera tarjeta de presentación musical. Pero detrás del confeti digital hay preguntas incómodas: ¿celebramos nuestra música o estamos aplaudiendo que una plataforma lleve un año entero vigilando nuestros hábitos?

Aunque presume diversidad, su algoritmo empuja hacia lo mismo de siempre, potencia música generada con IA y hasta cuela anuncios polémicos en playlists para jóvenes. Mientras todos comparten sus slides para no quedarse fuera del tren, Spotify gana millones en publicidad gratuita.

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