Según Allison, ambas atravesaban un momento emocional complicado y vieron la secta como un supuesto “curso de autoayuda”.
Kristin, por su parte, negó haber participado en actividades delictivas y aseguró que los rumores sobre un reclutamiento eran falsos. También afirmó que dejó el grupo hace años y que apenas mantiene contacto con quienes siguen dentro.
La historia vuelve a encender el debate sobre cómo operan estos grupos disfrazados de crecimiento personal.
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