Año con año, esta ave regresa para construir su nido dentro de la escuela y poner ahí sus huevos, ganándose el cariño de alumnos y maestros.
Lo más tierno ocurre cuando los polluelos nacen: la mamá pato recorre los pasillos del plantel escoltando a sus crías rumbo al estanque cercano, como si fuera el desfile más adorable del ciclo escolar. Personal de la escuela se organiza para despejar el camino y permitir que la familia emplumada llegue sana y salva a su destino.
La escena se ha vuelto una tradición esperada y un recordatorio de cómo la naturaleza puede convivir en armonía con las personas.
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