Un estudio reveló que los mapaches que viven cerca de humanos están desarrollando hocicos más cortos y actitudes mucho más dóciles, rasgos típicos de animales domesticados… pero sin que nadie los esté entrenando. ¿La razón? Nuestra basura.
Al tener comida fácil en contenedores y patios, los mapaches más valientes (pero no agresivos) sobreviven mejor, creando una especie “urbana” que ya se mueve con demasiada confianza entre nosotros. Este fenómeno cuestiona la idea de que solo los humanos domesticamos animales: algunas especies aprenden a adaptarse solitas para vivir a nuestro lado.
Y sí, quizá el próximo visitante en tu bote de basura sea parte de una nueva etapa evolutiva.
Especies en peligro en México: ajolote, mariposa monarca y cangrejito de Morelos








