En 1904, un niño llamado Robert Eugene Otto recibió un regalo peculiar: un muñeco vestido de marinero, con mirada fija y sonrisa inquietante. Desde su llegada, los vecinos de Key West, Florida, reportaron risas, pasos y voces provenientes del muñeco. La familia aseguraba que Robert cambiaba de posición, e incluso destruía objetos cuando nadie lo veía. Con los años, los relatos paranormales se multiplicaron… y el muñeco fue trasladado al Museo Fort East Martello, donde permanece tras una vitrina. Los empleados afirman que aún ocurren cosas extrañas a su alrededor.
La historia de Robert inspiró a los creadores de Chucky, el muñeco asesino de la saga “Child’s Play”. Aunque la versión cinematográfica es más violenta, el origen de la idea, nació de un juguete real.
Hoy, Robert sigue causando escalofríos. Visitantes del museo aseguran que si no le piden permiso para tomarle fotos… las consecuencias pueden sentirse en casa. ¿Leyenda urbana o energía atrapada? Lo cierto es que este muñeco no ha dejado de mirar.
El payaso que cobró vida en Cuernavaca








