Esta combinación natural se ha vuelto popular por su alta concentración de antioxidantes y por apoyar el bienestar general, especialmente cuando hay preocupación por el azúcar o el colesterol.
El jengibre aporta un toque picante con beneficios digestivos, mientras que la cúrcuma suma su fama antiinflamatoria.
Prepararlo es sencillo: se licuan ambas raíces con limón, un poco de agua y, si quieres, miel y pimienta negra. Se toma en poca cantidad, pero con mucho punch.
Ideal para quienes quieren cuidarse sin complicarse.
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