El teatro inmersivo rompe con todo lo que conoces: no solo vas a mirar y escuchar, sino que te conviertes en parte del show con los cinco sentidos. Aquí no eres un espectador pasivo, sino alguien que puede oler, tocar e incluso saborear la experiencia.
Los actores y actrices no se quedan en el escenario, se mezclan contigo, te envuelven, y poco a poco tú mismo te transformas en protagonista de la historia.
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