Le hablamos de José Isaías López Rodríguez, el delegado de los Programas para el Bienestar en Morelos. Y es que según la Plataforma Nacional de Transparencia, este servidor público percibe un sueldo mensual neto de 108 mil 133 pesos.
Una cifra considerablemente superior a lo que ganó un profesionista o un técnico en el primer trimestre del año, ya que cifras oficiales señalan que en ese periodo, su salario mensual promedio fue de 7 mil 500 pesos, esto de acuerdo a la Secretaría de Economía del primer trimestre 2025.
En tanto, un trabajador auxiliar percibe alrededor de 5,800 pesos mensuales en promedio y ni hablar de los 5 mil 800 pesos que ganó un trabajador auxiliar administrativo o un comerciante o empleado con apenas 4,500 pesos mensuales en promedio.
“Teníamos confianza en un partido que honestamente era la esperanza de México y vea nomás no”, comentó uno de los ciudadanos.
La cuestión aquí es que al analizar los resultados que un delegado del bienestar debería obtener, la información pública demuestra lo contrario.
Una delegación que aplaude actos partidistas
En las redes sociales de la Secretaría del Bienestar delegación Morelos, únicamente se encuentra la difusión oficialista, acompañamientos a eventos de Morena y escasas entregas de apoyos.
Discurso contrasta con realidad
Lo contradictorio es que en los objetivos que aparecen en el sitio web de la dependencia, hablan de “reducir las brechas de desigualdad socioeconómica que enfrentan los grupos poblacionales históricamente excluidos”, pero López Rodríguez gana casi lo mismo que su superior, Ariadna Montiel Reyes, que según la Plataforma Nacional de Transparencia, percibe 132 mil 721 pesos al mes.
“Ahorita estamos con el tema de que Morena gobierna, Morena ha superado en siete años, lo que aquellos en 70 años hicieron”, comentó Alberto, ciudadano.
Además, el análisis de los resultados de la medición de la pobreza multidimensional 2024 del Inegi, revela que ese año, Morelos fue el noveno estado con mayor cantidad de personas en situación de pobreza en todo el país.
Una muestra más de que no podía haber gobierno rico con pueblo pobre. Y que por el bien de todos, primero sus sueldos.
El síndrome de Hubris: el mal político que nubla la autocrítica en la política mexicana