Veteranos del tren: El legado que aún circula en Cuernavaca

Entre rieles, memorias y silbatos de vapor, Jaime González sigue escuchando el tren que marcó su vida. No importa que ya no ruja… su historia sigue en marcha. Descubre cómo este héroe anónimo cuida el legado del ferrocarril en Cuernavaca.

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Jaime González Gómez vive en los Patios de la Estación, justo donde el tren marcó ruta y su corazón. Desde muy joven, trabajó como ferroviario en la estación de Cuernavaca. Fue maquinista, garrotero, ayudante… un engranaje humano de un sistema que movía el país.

Hoy, con más de 70 años, Jaime no se detiene. Forma parte de un grupo de veteranos de 70 hombres que cada tres meses se reúnen, no para recordar, sino para trabajar. Limpiar, pintar, arreglar… hacer talacha, como dicen ellos, para mantener viva la historia.

La bodega, que muchos pasan de largo, es el Museo del Ferrocarril, y gracias a ellos sigue en pie. Son vigilantes y guardianes de un legado que no está en vitrinas, si no en sus manos y en su memoria.

Jaime nos cuenta, entre risas y nostalgia, cómo eran los códigos con lámparas para dar instrucciones a los conductores, cómo se medía el tiempo con la precisión de un relojero… y cómo el trabajo se hacía con orgullo, sin prisas, pero sin pausas.

En los Patios de la Estación, no hay trenes, pero sí historias que aún se mueven.

¿Sabías que Cuernavaca fue testigo del primer silbido del tren hace más de 120 años?

[VIDEO] Hoy, ese recuerdo vuelve a cobrar vida. Descubre esta joya histórica sobre la bodega de la estación en Cuernavaca.

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