Si en la cena de Navidad de esta noche aparece la suegra, la cuñada o ese tío invasivo sin filtro —el que pregunta de más y opina peor— y lo último que deseas es un ambiente incómodo, respira: aquí van algunos consejos para evitar conflictos familiares sin perder la compostura.
Seamos honestos: casi todos tenemos a ese familiar difícil que nos saca canas verdes, pero que es imposible evitar en fechas decembrinas donde la reunión familiar es prácticamente obligatoria.
Sigmund Freud hablaba del “narcisismo de las pequeñas diferencias”, un fenómeno donde personas muy similares terminan chocando justo por aquello mínimo que las separa.
A esto se suman las personalidades pasivo-agresivas, un patrón de conducta en el que la ira o la frustración se expresan de forma indirecta, mediante comentarios disfrazados de bromas o silencios incómodos, en lugar de una confrontación directa.
Si una situación altera tu paz emocional esta Nochebuena, vuelve al centro y enfócate en la celebración navideña. Acepta a tu familiar tal como es y evita el drama a toda costa.
Los especialistas recomiendan moderar el consumo de alcohol durante el brindis, evitar conversaciones personales, respetar límites y no engancharse en discusiones innecesarias.
Y si compartir la mesa resulta imposible, considera cenar con amigos u otros familiares cercanos.
La prioridad esta noche es la gratitud, la paz y la serenidad.
