Su veneno no se siente de inmediato, pero después… ardor, enrojecimiento y un dolor que va creciendo. La piel puede necrosarse, es decir, morir, y en casos graves, provocar fiebre, vómitos, destrucción de glóbulos rojos y úlceras que tardan meses en sanar.
Por eso, si notas una herida que no mejora, con calor local, comezón o malestar general, ¡no lo dejes pasar! La diferencia entre una molestia y una emergencia está en el tiempo que tardas en atenderla.
El diagnóstico temprano y el tratamiento médico adecuado pueden evitar secuelas graves.
Identifica los síntomas, actúa rápido y cuida tu salud.
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