Un nuevo estudio internacional analizó a más de 1.5 millones de personas y descubrió algo clave: hacer ejercicio siempre ayuda, pero sus beneficios bajan cuando el aire está cargado de partículas PM2.5. En zonas con alta contaminación, la reducción del riesgo de muerte por actividad física cae del 30 % al 12-15 %, y es aún menor cuando los niveles superan los 35 μg/m³.

Los expertos no dicen “deja de entrenar”, sino “hazlo con estrategia”: evita avenidas con tráfico pesado, checa la calidad del aire y ajusta la intensidad en días críticos. Moverte sigue siendo buenísimo, pero hacerlo con aire limpio es todavía mejor.

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