Mientras el Sol alcanza su punto más alto o más bajo en el cielo, distintas culturas del planeta encienden tradiciones que sobreviven al tiempo. El solsticio, ese instante sagrado donde la luz parece detenerse, ha inspirado rituales que van desde la espiritualidad ancestral hasta festivales llenos de color, música y reverencia por la naturaleza.
En el Círculo Polar Ártico, el invierno trae la Noche Polar, un escenario eterno de penumbra donde las auroras boreales iluminan el cielo. Al otro lado del continente, los hopis, en Norteamérica, honran a los kachinas, espíritus invisibles que conectan el mundo terrenal con el sobrenatural y que, según su cosmovisión, otorgan lluvia, fertilidad y protección.
En Siberia, los yakutos celebran el Yhyakh, un festival veraniego dedicado al Sol. Entre danzas, competencias y rituales, un sacerdote bendice la tierra con kumis para invocar a los espíritus aiyy y asegurar prosperidad.
El antiguo Pekín dedicaba el solsticio de verano al culto a la Tierra. El emperador realizaba ofrendas en el Templo de la Tierra para garantizar buenas cosechas, mientras la población recibía el solsticio comiendo fideos elaborados con el trigo recién maduro.
En Suecia, el Midsommar convierte la luz en fiesta. Los suecos levantan un “mayo” adornado con flores y bailan alrededor de él al ritmo de “Små grodorna”, celebrando noches que casi no existen.
En Perú, el Inti Raymi marca el inicio del invierno y es uno de los rituales más antiguos de Sudamérica. Desde tiempos incas, se honra al dios sol con procesiones, danzas y ceremonias que hoy se recrean sin sacrificios, pero con la misma solemnidad.
Y en el Reino Unido, Stonehenge sigue captando multitudes. En los solsticios, el Sol se alinea de forma perfecta con la “piedra del talón”, revelando un pasado aún lleno de incógnitas, pero sin duda ligado a celebraciones comunitarias y banquetes ceremoniales.
El solsticio, al final, es un recordatorio universal: incluso en los días más largos o más oscuros, la humanidad siempre ha buscado razones para celebrar la luz.








