En la región del Gran Valle del Rift, que atraviesa Etiopía, Kenia y Tanzania, las placas tectónicas están separándose. Este proceso geológico ocurre desde hace millones de años. Pero en los últimos años, las grietas se han vuelto más visibles y activas. Según científicos, en unos 5 a 10 millones de años, esta fractura podría dividir África y formar un nuevo océano entre ambas masas continentales.

Y es que este fenómeno es importante porque nos recuerda que la Tierra está viva. Y aunque el cambio es lento, sus efectos son gigantescos: Mayor actividad volcánica, transformación de ecosistemas y nacimiento de un nuevo océano que cambiará el mapa mundial.

África se parte pero no se rompe. Y mientras el planeta se transforma, nosotros somos testigos de una historia que apenas comienza. Porque el próximo océano ya está en formación.

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