La erupción lanzó columnas de ceniza a gran altura, afectando la visibilidad aérea y provocando la suspensión de operaciones en aeropuertos cercanos. Autoridades locales emitieron alertas y pidieron a la población mantenerse alejada de la zona.
El Sakurajima, ubicado en la prefectura de Kagoshima, es considerado uno de los volcanes más vigilados del mundo. Su actividad frecuente representa un riesgo constante para comunidades cercanas y para el transporte aéreo.
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