El lagarto enchaquirado (Heloderma horridum), conocido también como lagarto de chaquira o escorpión, es un reptil venenoso endémico de México y el sur de Guatemala. Su apariencia lo hace un réptil célebre, pues su piel granulosa hace que las personas recuerden las cuentas de chaquira.
Este saurio, es uno de los pocos lagartos venenosos del mundo, junto al monstruo de Gila. Su cuerpo robusto, con escamas peculiares y colores oscuros con manchas amarillas, lo hacen una especie intrigante, aunque es amenazada por la pérdida de hábitat y el tráfico ilegal.
¿En qué lugares de México se distribuye el lagarto enchaquirado?
El lagarto enchaquirado se distribuye principalmente a lo largo de la vertiente del Pacífico mexicano, desde el sur de Sonora hasta Oaxaca, y en regiones específicas como la cuenca del río Grijalva en Chiapas (Heloderma alvarezi). Habita en selvas medianas y bajas caducifolias, bosques de pino-encino y matorrales espinosos, preferentemente en climas cálidos subhúmedos.
En México, lugares como la Reserva de Chamela en Jalisco son clave para su conservación, aunque su población ha disminuido por la urbanización y la cacería. Incluso se han registrado avistamientos de este animal en zonas específicas de Morelos, como en Tlaltizapán, Cuautla y Xoxocotla.
¿El lagarto enchaquirado representa un peligro real para los humanos?
Aunque el lagarto enchaquirado posee glándulas venenosas en su mandíbula inferior, su veneno, el cual es una hemotoxina débil, rara vez es mortal para humanos. La mordida es dolorosa y puede causar inflamación o insuficiencia respiratoria, por lo que requiere atención médica inmediata.
Generalmente, este reptil es tímido y evita el contacto humano, atacando sólo si se siente amenazado. Mitos locales, como que su sombra o aliento son venenosos, han fomentado su persecución, a pesar de que no representa un peligro significativo. Su veneno, además, se estudia por su potencial en tratamientos para diabetes y otras enfermedades.
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