En la mitología azteca, el ajolote, el cual es un anfibio endémico de México, guarda una historia que lo vincula con lo divino y lo terrenal. Esta criatura, conocida científicamente como Ambystoma mexicanum, no solo destaca por su capacidad de regeneración, sino también por una leyenda que explica su origen , así como la transformación de una deidad que evitó el sacrificio.
Esta narrativa, profundamente arraigada en la cultura prehispánica, sigue siendo un símbolo de resistencia y misterio en la actualidad.
El Origen Divino de Xólotl, el Dios que se transformó en Ajolote
Según la tradición azteca, durante la creación del Quinto Sol, los dioses se reunieron en Teotihuacán para sacrificar sus vidas y dar movimiento al universo. Entre ellos estaba Xólotl, hermano gemelo de Quetzalcóatl, asociado con el fuego, el rayo y la Estrella de la Tarde.
A diferencia de otros dioses, Xólotl temía la muerte y se negó a inmolarse. Para escapar de Ehécatl, el dios del viento encargado de ejecutarlo, adoptó diversas formas: primero se escondió como un tallo de maíz doble, luego como un maguey de dos cuerpos, y finalmente se sumergió en las aguas de Xochimilco, transformándose en un ajolote.
Aunque esta metamorfosis haya sido ingeniosa, no lo salvó del sacrificio, y su muerte permitió el movimiento del Sol y la Luna. Sin embargo, su legado perdura en el ajolote, visto como un ser que desafía la muerte gracias a su capacidad regenerativa.
Esta leyenda no solo refleja la cosmovisión azteca sobre el sacrificio y la creación, sino que también resalta la importancia cultural del ajolote. Hoy, esta especie enfrenta el peligro de extinción debido a la contaminación y la pérdida de su hábitat, lo que añade un toque de urgencia a su historia mítica.
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