Las cámaras de seguridad registraron el momento en que el paseador, en lugar de cuidar al animal, lo sometió violentamente. El perrito, de edad avanzada, quedó en riesgo dentro del ascensor. El video se difundió rápidamente en redes sociales, provocando indignación y llamados a la justicia.
La difusión del caso abrió el debate sobre la responsabilidad de paseadores y cuidadores. Organizaciones de protección animal exigieron sanciones ejemplares, y recordaron que el maltrato está tipificado como delito en Brasil. El hecho también generó solidaridad hacia la familia del perrito, y un llamado urgente a reforzar la vigilancia y el respeto hacia los animales.
Este caso nos recuerda que los animales dependen de nuestra protección. El respeto y el cuidado son obligaciones, no opciones. Porque la verdadera humanidad se mide en cómo tratamos a quienes no pueden defenderse.
La violencia no es normal: aprende a identificarla








