La mayoría proviene de la vacuna BCG, aplicada para prevenir la tuberculosis. Se colocaba en el brazo derecho y era parte de campañas masivas en México. Otra cicatriz similar, en el brazo izquierdo, corresponde a la vacuna contra la viruela. Ambas se aplicaban con una técnica peculiar: una aguja bifurcada que perforaba la piel unas 15 veces, dejando pequeñas protuberancias que al sanar formaban esa marca redonda.
Síndrome del corazón roto: cuando el alma duele y el corazón también