Un estudio de la Universidad de Duke analizó a más de 1,400 niños durante 23 años. ¿La conclusión? El estrés infantil puede alterar el desarrollo cerebral, afectar la salud física y aumentar el riesgo de ansiedad y depresión en la adultez. No se trata sólo de momentos difíciles, sino de cómo el cuerpo los registra.
Síndrome del corazón roto: cuando el alma duele y el corazón también