Si alguna vez levantaste la vista y notaste esas nubes delgadas, como pinceladas de blanco en el cielo, probablemente estabas viendo nubes cirrus. Estas formaciones, tan ligeras como el aliento del viento, habitan en las capas más altas de la atmósfera y anuncian cambios que muchos ignoran.
Los cirros son nubes separadas, de aspecto fibroso, que pueden formar halos alrededor del Sol o la Luna, un efecto óptico tan bello como revelador. Su aparición suele indicar que un frente cálido o una tormenta se aproxima, pues marcan la presencia de humedad en la atmósfera superior.
Cuando estos filamentos se transforman en cirrostratos, la historia del cielo se vuelve aún más interesante: anuncian sistemas meteorológicos más complejos que podrían alterar el clima en las siguientes horas.
Así que la próxima vez que observes esas “brochadas” en el firmamento, no las pases por alto: podrían ser el primer aviso de que el tiempo está por cambiar.
Diferencia entre rayo, relámpago y trueno








