Durante unas vacaciones en Filipinas, un turista británico estuvo a centímetros de una tragedia sin siquiera sospecharlo. El hombre se grabó mientras manipulaba con aparente calma a uno de los animales más venenosos del planeta: el pulpo de anillos azules, una especie pequeña, colorida y letal.
El video, que posteriormente compartió en redes sociales, lo muestra sosteniendo al pulpo entre las manos, mientras comenta que fue capturado por un grupo de niños en la playa. “Hoy en la playa… un pulpo bebé capturado por una pandilla de niños de la playa”, escribió en Instagram, sin imaginar el peligro real al que se estaba exponiendo.
El pulpo de anillos azules posee una neurotoxina extremadamente potente llamada tetrodotoxina, capaz de paralizar el sistema nervioso al bloquear la transmisión de impulsos nerviosos. De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina, esta sustancia es aproximadamente mil veces más mortal que el cianuro, y no existe un antídoto específico. Una sola mordida puede provocar parálisis respiratoria en cuestión de minutos.
No fue sino hasta que el video se volvió viral que usuarios y expertos alertaron al hombre sobre el riesgo que había corrido. En una publicación posterior, el turista reflexionó sobre el incidente: “Explorar el mundo solo, a 11 mil kilómetros de casa, inevitablemente implica correr riesgos… pero nada tan extremo como mi aparente roce con la muerte, del que no me di cuenta hasta después”.
El caso generó debate en redes sociales sobre la importancia de respetar la vida silvestre, especialmente en destinos turísticos. Para biólogos marinos y autoridades ambientales, el episodio es un recordatorio claro: tocar o manipular animales desconocidos puede tener consecuencias fatales.
Aunque el hombre salió ileso, el encuentro quedó registrado como una advertencia contundente sobre los riesgos de interactuar con especies venenosas y la necesidad de fomentar una cultura de prevención y respeto hacia la naturaleza.
