¿Te imaginas ir manejando y de pronto… empieza a llover dinero?
Eso pasó en Detroit, y no fue ningún truco: fue el último deseo de un hombre que decidió despedirse de este mundo dejando billetes volando.
En plena calle, decenas de personas corren emocionadas mientras recogen billetes que caen del cielo. No es película ni comercial, es real: así se despidió Darrell Thomas, un hombre con raíces humildes que supo lo que era trabajar duro en su propio lavadero de autos, y que al morir por Alzhéimer, dejó una petición clara: compartir parte de su fortuna con la gente.
¿La manera? Desde un helicóptero. Sus hijos, Darell y Jonte, cumplieron la promesa: rentaron una aeronave y arrojaron miles de dólares en efectivo desde el aire, justo sobre las calles donde su padre trabajó y vivió.
La escena se volvió viral. Testigos cuentan que la sorpresa dio paso a una emoción colectiva. “Era como si Dios nos mandara un regalo”, dijo una mujer entre lágrimas. A diferencia de lo que muchos temerían, no hubo peleas ni caos: solo gratitud y asombro.
Más que una excentricidad, este acto fue un gesto de amor: el legado de un hombre que quiso cerrar su historia devolviendo algo al lugar que lo vio crecer.
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