Todo ocurre cuando partículas del Sol chocan con gases en la atmósfera y crean destellos que iluminan las noches del Ártico.

El verde es el rey del show, el rojo aparece en alturas más grandes y el púrpura, rosa o azul llegan cuando el nitrógeno entra en acción. Su intensidad depende de la actividad solar, la altitud y el tipo de gas que recibe el impacto.

Si quieres verlas en persona, lo ideal es viajar entre septiembre y marzo a lugares como Islandia, Noruega, Canadá o Alaska… y cruzar los dedos para que el cielo esté despejado.

Un fenómeno único, mágico y completamente natural.

¡Auroras boreales en Nuevo León! El cielo regio se pintó de colores