Se usa para describir esa lluvia ligera, pero constante… y cuando decimos constante, hablamos de esas gotas que, si te quedas unos minutos bajo ellas, ¡terminas empapado! Son casi invisibles, pero se sienten en cada rincón. En distintos rincones del país también le llaman “chispita” o “garuando”.
La taguada: el frío silencioso que sí afecta a Morelos