Todo comenzó como una reunión para mejorar la repartición de tareas, especialmente en cocina y limpieza interior. Pero mientras los participantes opinaban, El Patrón intentaba hablar sin éxito. Tras varios intentos, se colocó al centro del grupo y soltó lo que muchos necesitaban escuchar:

“Lavan sus platos, pero los dejan con grasa y restos. Y eso afecta a quienes limpian después.”

Su molestia fue clara. También reclamó que muchos entran a la casa con botas llenas de tierra, justo después de que sus compañeros acaban de trapear.

El mensaje fue directo: – Si lavas tu plato, déjalo limpio. – Si vienes del granero, quítate los zapatos. Porque esto no se trata solo de reglas, sino de respeto por el trabajo de los demás. Su frase final resonó como un eco incómodo:

“¡Tengan respeto!”

El Patrón habló… y esta vez, no fue estrategia. Fue un llamado a la conciencia. Porque en La Granja VIP, el desorden no es accidente es falta de atención.