En Uruapan lo llamaban “el del sombrero”. Tenía 40 años y llegó a la presidencia municipal como independiente. Desde que tomó el cargo de alcalde, dejó claro que no se iba a quedar callado: se plantó frente a quienes delinquen y también frente a las autoridades que, según él, no hacían lo suficiente.

Carlos Manzo se lanzó directo contra criminales en Uruapan

Manzo no usaba discursos suaves. Se dirigía a los criminales con palabras duras: “Decirles a las lacras que andan robando a la gente… que se la piensen dos veces… Cabrón que agarremos armado y agrediendo a la gente lo vamos a abatir…”, decía en uno de los mensajes que difundió. Esa frase resume su estilo: confrontar y presionar para que llegara seguridad a Uruapan.

Pero su pelea no fue solo contra los delincuentes. También alzó la voz contra el gobernador del estado. En una publicación en redes —a la que él mismo remató con firmeza— le dijo al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla: “Yo no me voy a quedar callado, gobernador… Tú… que te quede muy bien claro que aquí en Uruapan no vas a venir a hacer tus chingaderas… Vas a tener que pasar sobre mi cadáver…”. Eran palabras que prendían focos de alarma y mostraban el nivel de tensión política y seguridad que se vivía en el municipio.