El Tren Maya, una de las obras insignia del sexenio, se perfila como un desastre financiero sin precedentes. Expertos advierten que el proyecto ya triplicó su presupuesto inicial y reporta pérdidas millonarias, generando apenas un peso por cada diez que necesita para operar.

Pese a su nula rentabilidad, el gobierno solicitará una nueva inyección de 30 mil millones de pesos para 2026, perpetuando lo que economistas califican como una “herencia maldita” para los contribuyentes. Analistas señalan que la falta de planeación y estudios de factibilidad son la causa de un sobrecosto que habría llevado a la quiebra a cualquier empresa privada, pero que se mantiene para sostener una narrativa política.

Un sobrecosto para México: el fracaso del Tren Maya

El Tren Maya se ha convertido en un pozo sin fondo para las finanzas públicas de México. Lo que se presentó como un proyecto de desarrollo regional es hoy, según especialistas, un “elefante blanco” que amenaza con seguir devorando el presupuesto nacional. Con los 45 mil millones de pesos asignados este año, la obra sumará un costo total de 574 mil millones de pesos, convirtiéndose en el proyecto de infraestructura más caro del país.