Los popotes metálicos comenzaron a utilizarse de una manera más tendenciosa debido a la gran alternativa que presenta contra el uso del plástico, destacando así un paso importante para ayudar al medio ambiente. Sin embargo, lo que muchos no saben es que puede representar un riesgo para tu dentadura.
A pesar de que son duraderos y de gran utilidad, algunos dentistas recomiendan alternar su uso ante el peligro de los dientes. A continuación, te diremos de que amenazas se tratan.
¿Cuáles son los daños que puede provocar el uso de popotes metálicos?
El principal peligro del uso de popotes metálicos radica en el traumatismo físico. Al ser un material duro e inflexible, cualquier impacto accidental o movimiento brusco mientras, esté en la boca, puede tener consecuencias graves tales como:
- Fracturas dentales: Muchos dentistas reportan casos de pacientes que se han fracturado o fisurado el diente al morder involuntariamente el popote o golpearlo con fuerza contra los dientes. Esto es particularmente peligroso si ya existen restauraciones, empastes o dientes debilitados.
- Lesiones en tejidos blandos: En caso de una caída, un tropiezo o un empujón mientras se sostiene el popote en la boca, su borde rígido actúa como un objeto punzante. Se han documentado casos severos donde el popote ha perforado los tejidos blandos de la boca, la lengua, el paladar e incluso la garganta, con riesgo de hemorragias graves o daños en las vías respiratorias.
- Desgaste del esmalte: El metal conduce la temperatura mucho más rápido que el plástico. Beber líquidos muy fríos o muy calientes puede generar un cambio drástico de temperatura al contacto con los dientes, lo que puede aumentar la sensibilidad dental y, con el tiempo, contribuir al debilitamiento y microfracturas del esmalte.
Para minimizar estos riesgos sin renunciar a la sostenibilidad, los expertos recomiendan optar por alternativas más suaves, como los popotes de silicón o de papel grueso, los cuales protegen tanto tus dientes como el planeta.
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