El proceso para elegir a un Papa, mejor conocido como el cónclave, puede durar horas, días o incluso semanas, pero en la historia de la Iglesia hubo una elección que se extendió por años.
El cónclave más largo ocurrió entre 1268 y 1271, cuando los cardenales tardaron 33 meses en elegir al nuevo pontífice tras la muerte del Papa Clemente IV. Este episodio histórico obligó a intervenir a autoridades civiles para acelerar la decisión.
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Tres años sin Papa: el cónclave de Viterbo
La sede vacante comenzó en noviembre de 1268. El cónclave se llevó a cabo en la ciudad de Viterbo, Italia, donde 20 cardenales se enfrascaron en una disputa política que impidió la elección durante casi tres años.
Entre los principales conflictos estaba la división entre los partidarios del Sacro Imperio Romano Germánico y los que favorecían los intereses franceses.
Con el paso del tiempo y ante la frustración de la población, los ciudadanos de Viterbo tomaron medidas drásticas: encerraron a los cardenales, les retiraron el techo y redujeron su alimentación, con la intención de presionarlos.
Finalmente eligieron al Papa Gregorio X
Después de intensas disputas y presiones externas, en septiembre de 1271 se eligió finalmente al nuevo Papa: Tebaldo Visconti, un archidiácono que ni siquiera era cardenal y que se encontraba en Tierra Santa. Al asumir el pontificado, adoptó el nombre de Gregorio X.
Este prolongado cónclave fue tan caótico que llevó a reformas profundas en el proceso de elección papal. Gregorio X instituyó normas más estrictas para los futuros cónclaves, como el encierro obligatorio de los cardenales hasta tomar una decisión, práctica que continúa hasta hoy.
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